viernes, marzo 10, 2006

VICTOR


Habla poco, si llega a abrir la boca es para deslizar algún comentario burlón y algo hiriente sobre algún compañero. Macizo y de mediana altura, lleva una barriga prominente que, obvio, no es de mucha cazuela. La camisa abierta es el mostrador natural de su gargantilla de oro de la cual cuelgan su argolla de matrimonio y su nombre “Víctor”.

Llegó a la tienda hace doce años pero como guardia. “Estaba sin pega, sin plata, recién salido del ejercito, barbón y medio borracho cuando vi el anuncio. Me tomé dos cafés cargados y me vine a hablar con el jefe de seguridad. Mi entrenamiento, bueno, mi entrenamiento eran los cursos tácticos que me había dado la milicia. El jefe me miró, leyó mi currículo y me dijo: mañana te espero a las nueve, aféitate y ponte traje”.

No fuma si no es con una cerveza o con una piscola porque de otro modo el cigarro no tiene gracia. No se acerca a un cliente hasta estar seguro, observa a la distancia justa a los promotores hacer su trabajo y estudia las reacciones de los incautos. Huele el interés, como una hiena huele la sangre.

“Ser guardia es fácil pero pagan mal, ósea la empresa que te contrata cobra trescientas lucas por guardia y a ti te pagan ciento cincuenta. Rápidamente aprendí todas las técnicas de robo y me hice un nombre. Llegué literalmente a la cima, hasta el techo de la tienda donde esta la sala de monitoreo. Me aburrí y postule a vendedor, como ya me había echo un nombre me dieron la pega al tiro. En ese tiempo se ganaba mucha plata de vendedor, pagaban bien y las comisiones eran re buenas”

Tiene una hora de colación pero se toma dos y hasta tres, depende de como este el movimiento en la tienda. Sabe que la venta esta lista y se acerca antes de que el promotor solicite ayuda, claro que primero con un gesto serio y poco amistoso aleja sus colegas. La presa es suya y los demás lo saben y se van.

“Ya no es lo mismo, ahora hay que trabajar el doble para ganarse la mitad. Nos arreglaron el sueldo base pero nos bajaron las comisiones en un cincuenta por ciento. No se gana mal, pero a veces pienso que no es normal vender cien millones al mes pa` ganarse quinientas o seiscientas lucas. Cachay lo que es estar todo el día parado en la sala? Es divertido porque cada una hora uno tiene derecho a sentarse quince minutos, pero sacaron todas las sillas de la tienda… y anda a reclamar”

No va a las reuniones motivacionales y mucho menos ayuda con las cajas de mercadería, él no esta ahí para eso.
De súbito cambia, su rostro se vuelve amable y hasta confiable. Se acerca al cliente con toda su verborrea lista. Éste no lo sabe pero lo quiera o no de la tienda no se va con las manos vacías. Ahora esta en la tierra de Víctor y Víctor tiene que hacer su sueldo.

“El jefe de acá se fue de gerente a otra tienda y me quería llevar con él. Lo único que le pedí fue que me indemnizaran los años trabajados porque pa cambiarme de tienda tengo que renunciar. Encontró que era mucha plata, imagínate un mes por año, pero si renuncio me voy pelado y hueón no soy, por algo vivo de las ventas”

Listo, vendió un computador, una impresora, la promoción y la garantía extendida, entregó la boleta, el producto y volvió a su silencio. El cliente se despide feliz con su compra y él lo ignora. indiferente vuelve a la sala, a su mundo, a su minucioso trabajo de observación.