jueves, junio 23, 2005

es que no me tienen paciencia.

1.- No soporto los espejos, mucho menos tener un diario de vida. Con el tiempo el reflejo de la propia existencia me ha ido pasando la cuenta. Ahora, además de escribirlo, tener que exponerlo me dio, no sé, lata.
2.- Cuando no tengo razones pa` opinar, por lo general me callo. También me pasa que en estados alterados de conciencia hablo y hablo y hablo hasta olvidar no sólo el sentido de lo que dije, sino también lo que dije. Eso también me dio lata.
3.- Se me cae el interés. Le doy a un tema, lo busco, lo investigo, me informo, lo digiero y entonces ya, es suficiente, ¿porqué habría de interesarle al resto?
Quizás estas son excusas que ocultan ese pánico escénico que arrastro desde mi mas tierna infancia, o como dice Juan Pablo, simplemente flojera. Honestamente, tampoco lo sé.
Sin embargo, no me deja de parecer atractiva esta vitrina, desde la cual puedes ver y ser visto. Tal vez por que he descubierto en ella cosas que no tienen que ver con ella misma, sino con mis compañeros de viaje.
La frescura de la Clo pa sacar temas del sombreo y hacerlos tan entretenidos como reflexivos, la crónica hilarante que cae desde el Estado de Sitio, la rapidez mental de mi viejo amigo tepestiping o los dedos locos de Juan Pablo, que tal cual su persona siempre te están desafiando a entrar a mundos nuevos, mundos de ideas en frases cortas.
No sé, quizás me hace falta yoga.